San Francisco, 09 Sep. AVN.- Ellos no votan,
no suman números a las campañas políticas y, por lo tanto, no eran de
interés social ni político. Bajo esta mirada estuvieron durante más de
15 años 400 especies que se negaron a morir en el Zoológico
Metropolitano del estado Zulia, un espacio al que desde hace unos seis
meses comenzaron a meterle corazón y tiempo, con un modelo de gestión
socialista y ecologista.
El respeto hacia estos animales ha despertado el interés de cientos de zulianos quienes, aún con recelo y como si se tratara de algo ajeno, comienzan a acercarse al zoológico y descubren que había un espacio adecuado para el hábitat de cientos de animales y que sólo necesitaba del calor e interés humano para hacerlo uno de los parques más visitados en el estado.
Leonardo Núñez, director del parque, resalta el trabajo de 54 personas que a diario suman esfuerzos para hacer del zoológico zuliano una de las principales atracciones turísticas de la entidad.
"Es un parque de 84 hectáreas, cinco veces más grande que el de Mérida, por poner un ejemplo, pero no contaba con la suficiente promoción. Allí permanecían los animales vivos porque sus trabajadores, con amor hacia los animales y dedicación, los mantuvieron sanos y alimentados hasta donde el dinero les alcanzaba. Ahora la mirada hacia estos animales es integral, es un trato especial y brindando un parque acorde para nuestros niños, la población que más se beneficia con esta reapertura", destaca.
El zoológico era un bosque perdido en el municipio San Francisco. Al lugar sólo asistían ocasionalmente algunas familias de los sectores aledaños y grupos de aeromodelismo que aprovechan el espacio para pilotear sus aviones.
"Yo vengo siempre a ver al tigre. Me gusta verle los ojos porque se ve muy bravo y todos le temen, yo también, pero como está enjaulado no puede hacerme daño. Creo que a él le gustan las visitas porque se sienta y mira a todos, se para y mueve la cola, como luciéndose delante de todos", manifiesta Camila, sanfranciscana de 8 años de edad y una fiel visitante del lugar.
"Mis papás siempre me han traído pero cuando veníamos un grupo grande porque aquí adentro esto estaba muy solo y decían que atracaban a la gente. Ahora a veces vengo sola con mi mamá porque la policía está dando vueltas siempre y ella está más segura", relata.
Con dolientes
La desinversión en este espacio era evidente en las jaulas rotas y oxidadas, no había caminerías para los visitantes, y sólo contaban con tres cestas de basura para más de 80 hectáreas. Tampoco se contaba con el resguardo de los organismos de seguridad ni con la arborización adecuada, mucho menos con la limpieza y recolección de desechos dentro del parque.
Pero de las ruinas salieron dolientes. Las propias comunidades, con el apoyo de la Gobernación de Zulia, también se han sumado a la rehabilitación y acondicionamiento del parque y apoyan con la limpieza de espacios, la demarcación, e incluso con la seguridad.
Hipólita Atencio, habitante del sector y miembro de uno de los 20 consejos comunales que se han sumado a este proyecto, destaca que esta integración del Gobierno con el poder popular ha creado una identificación especial con este proyecto.
"Sólo se quiere lo que se lidia, decía mi abuela. Nosotros hemos estado apoyando algunas acciones para embellecer y fortalecer este zoológico tan importante para el Zulia pero que se quedó en el olvido por una desinversión total. Nadie se atrevía a pisar un zoológico donde las jaulas estaban oxidadas, no provocaba ir a un lugar donde no tuvieras ni espacio adecuado para caminar. Ahora el rostro del parque ha cambiado y nosotros nos sentimos parte de él, es nuestro", mantiene.
Se han invertido más de 5 millones de bolívares en este espacio que le da cobijo a cóndores, zamuros, búfalos, elefantes, guacamayos, hipopótamos, monos, tigres y mapaches, entre muchas otras especies, que comienzan a ser visitadas por unas 2.000 personas, contando únicamente los fines de semana.
El respeto hacia estos animales ha despertado el interés de cientos de zulianos quienes, aún con recelo y como si se tratara de algo ajeno, comienzan a acercarse al zoológico y descubren que había un espacio adecuado para el hábitat de cientos de animales y que sólo necesitaba del calor e interés humano para hacerlo uno de los parques más visitados en el estado.
Leonardo Núñez, director del parque, resalta el trabajo de 54 personas que a diario suman esfuerzos para hacer del zoológico zuliano una de las principales atracciones turísticas de la entidad.
"Es un parque de 84 hectáreas, cinco veces más grande que el de Mérida, por poner un ejemplo, pero no contaba con la suficiente promoción. Allí permanecían los animales vivos porque sus trabajadores, con amor hacia los animales y dedicación, los mantuvieron sanos y alimentados hasta donde el dinero les alcanzaba. Ahora la mirada hacia estos animales es integral, es un trato especial y brindando un parque acorde para nuestros niños, la población que más se beneficia con esta reapertura", destaca.
El zoológico era un bosque perdido en el municipio San Francisco. Al lugar sólo asistían ocasionalmente algunas familias de los sectores aledaños y grupos de aeromodelismo que aprovechan el espacio para pilotear sus aviones.
"Yo vengo siempre a ver al tigre. Me gusta verle los ojos porque se ve muy bravo y todos le temen, yo también, pero como está enjaulado no puede hacerme daño. Creo que a él le gustan las visitas porque se sienta y mira a todos, se para y mueve la cola, como luciéndose delante de todos", manifiesta Camila, sanfranciscana de 8 años de edad y una fiel visitante del lugar.
"Mis papás siempre me han traído pero cuando veníamos un grupo grande porque aquí adentro esto estaba muy solo y decían que atracaban a la gente. Ahora a veces vengo sola con mi mamá porque la policía está dando vueltas siempre y ella está más segura", relata.
Con dolientes
La desinversión en este espacio era evidente en las jaulas rotas y oxidadas, no había caminerías para los visitantes, y sólo contaban con tres cestas de basura para más de 80 hectáreas. Tampoco se contaba con el resguardo de los organismos de seguridad ni con la arborización adecuada, mucho menos con la limpieza y recolección de desechos dentro del parque.
Pero de las ruinas salieron dolientes. Las propias comunidades, con el apoyo de la Gobernación de Zulia, también se han sumado a la rehabilitación y acondicionamiento del parque y apoyan con la limpieza de espacios, la demarcación, e incluso con la seguridad.
Hipólita Atencio, habitante del sector y miembro de uno de los 20 consejos comunales que se han sumado a este proyecto, destaca que esta integración del Gobierno con el poder popular ha creado una identificación especial con este proyecto.
"Sólo se quiere lo que se lidia, decía mi abuela. Nosotros hemos estado apoyando algunas acciones para embellecer y fortalecer este zoológico tan importante para el Zulia pero que se quedó en el olvido por una desinversión total. Nadie se atrevía a pisar un zoológico donde las jaulas estaban oxidadas, no provocaba ir a un lugar donde no tuvieras ni espacio adecuado para caminar. Ahora el rostro del parque ha cambiado y nosotros nos sentimos parte de él, es nuestro", mantiene.
Se han invertido más de 5 millones de bolívares en este espacio que le da cobijo a cóndores, zamuros, búfalos, elefantes, guacamayos, hipopótamos, monos, tigres y mapaches, entre muchas otras especies, que comienzan a ser visitadas por unas 2.000 personas, contando únicamente los fines de semana.
Neiro Cárdenas, cuidador, se sensibiliza con el hecho de que los
animales por fin reciben el trato justo: “¿Por qué un Gobierno no puede
ser sensible ante el drama de los animales? Ellos son seres vivos que
merecen un trato con respeto, merecen una atención bonita, con amor, no
son joyas detrás de una reja, son seres que ahora sí se alimentan como
deben y que alimentan nuestro espíritu al ver la grandiosa creación de
Dios”.
Para los primeros días de diciembre próximo mostrarán el nuevo
rostro del zoológico, una nueva mirada a los espacios para la vida y la
paz, donde convergen perfectamente el hombre, especies animales y el
medio ambiente.
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